Quiero compartir con vosotros un pedacito de nuestra historia, un capítulo que marca el inicio de un emocionante viaje en el mundo de la artesanía y el emprendimiento, ¡con la ayuda invaluable de mis hijas Amelia y Amanda!

Hace algún tiempo, mientras buscaba una forma de canalizar mi creatividad y compartir momentos significativos en familia, decidí aventurarme en el mundo de las velas artesanales. Fue entonces cuando nació la idea de crear nuestro propio emprendimiento, un lugar donde pudiéramos dar rienda suelta a nuestra imaginación y compartir nuestra pasión por las manualidades con el mundo.

Con un poco de investigación, algunos materiales básicos y mucha ilusión, nos embarcamos en esta emocionante aventura. Amelia, con sus 9 años, y Amanda, con 8, se convirtieron en mis más fieles ayudantes y las co-creadoras de este proyecto familiar.

Desde el primer día, las niñas mostraron un entusiasmo contagioso y una creatividad sin límites. Juntas experimentamos con diferentes fragancias, colores y diseños, buscando siempre la combinación perfecta que hiciera brillar nuestras velas de manera única y especial.

Pasando con cariño las tardes en las que nos reuníamos alrededor de la mesa, rodeadas de ceras, moldes y esencias, compartiendo risas, historias y secretos mientras dábamos forma a nuestras creaciones. Cada vela que producíamos era el reflejo de nuestro amor, dedicación y trabajo en equipo.

Con el tiempo, nuestro pequeño negocio comenzó a crecer, y lo que comenzó como un pasatiempo se convirtió en una verdadera pasión y una fuente de inspiración para nuestra familia. Las velas artesanales se convirtieron en el regalo perfecto para amigos y familiares, y nuestras hijas se enorgullecieron de ver cómo sus creaciones alegraban los hogares de quienes las recibían.

Pero más allá de los éxitos comerciales, lo más valioso de esta experiencia ha sido el vínculo que hemos creado como familia. A través del emprendimiento, hemos aprendido a trabajar juntos, a valorar la importancia del esfuerzo y la perseverancia, y a celebrar cada pequeño logro como un triunfo compartido.

Hoy, mirando hacia atrás, no puedo dejar de sentirme agradecida por el camino recorrido y emocionada por el futuro que nos espera. Con Amelia y Amanda a mi lado, sé que no hay límites para lo que podemos lograr juntas. Nuestro pequeño emprendimiento de velas y artesanía no solo es un negocio, es un sueño hecho realidad, una aventura familiar que nos llena de alegría y nos recuerda el poder de la creatividad y el amor.

Así que aquí estamos, listas para seguir creando. Gracias por ser parte de nuestro viaje lleno de luz y creatividad. ¡lo mejor aún está por venir! ✨🕯️

 

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